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MIL KILÓMETROS CON... KAWASAKI KFX 700 Y POLARIS OUTLAW 500

Publicado por Pablogueb

Pusimos a prueba estos dos quad durante 1.000 km para ver cuales eran sus virtudes y sus defectos más importantes durante el rodaje del vehículo.

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Forajido vs. HULK
MIL KILÓMETROS CON... KAWASAKI KFX 700 Y POLARIS OUTLAW 500

“HACÍA YA VARIOS MESES QUE HABÍAN AVISADO A LA POBLACIÓN SOBRE LA INMINENTE LLEGADA DE UN NUEVO FORAJIDO QUE APARECERÍA POR LA CIUDAD PARA SEMBRAR EL PÁNICO ENTRE LOS MÁS VETERANOS DEL LUGAR. EL PRIMERO EN ENFRENTARSE A ÉL SERÍA HULK, LA MEJOR ALTERNATIVA PARA SALVAGUARDAR LA INTEGRIDAD DE LOS ALLÍ PRESENTES GRACIAS A SU INDUDABLE FUERZA BRUTA. LE HABÍAN AVISADO DE QUE LAS ARMÁS QUE INCORPORABA ERAN INAUDITAS Y QUE NADIE SE HABÍA ATREVIDO A UTILIZARLAS HASTA LA FECHA”.

Como una buena aventura de cómic podemos catalogar este enfrentamiento de dos de los modelos más potentes que compiten en el segmento de los deportivos de características “cross-country” o raid y que mantienen un claro paralelismo en su enfoque, aunque cada uno de ellos utilice diferentes armas para lograr su objetivo. Mientras que la configuración de elementos del, sobradamente conocido, Kawa supone encontrarnos a medio camino entre un deportivo y un potente ATV, su envergadura y configuración mecánica así lo delatan, el Outlaw es una creación desarrollada a partir del conocido Predator 500, el modelo más deportivo de la marca americana hasta la aparición de éste, y con el que comparte muchos de sus elementos, el más importante: la mecánica. Cuando el KFX 700 V-Force comenzó su andadura en 2003, Kawasaki jugó la baza con este modelo deportivo de motor bicilíndrico de gran cilindrada, tracción trasera y cambio automático para entrar a competir directamente con los, por aquel entonces, mayores exponentes de la categoría, el Bombardier (actualmente Can-Am) DS 650 y el Yamaha Raptor 660. Su evolución no ha sufrido grandes cambios durante estas (casi) cuatro temporadas, salvo los cromáticos de cada edición, y siempre conservando la filosofía que le ha caracterizado desde el principio, la de un auténtico “dragster”. Ésta ha sido una de las principales bazas jugadas por la marca nipona, además de la robustez de un conjunto que goza de una gran calidad en su terminación y que hace honor a su apodo, Hulk; fiel reflejo de lo que podemos esperar de él.
Por su parte, el más moderno Outlaw ha supuesto desde sus primeras imágenes y presentación a finales del pasado 2005 una auténtica revolución gracias a la utilización de suspensiones traseras independientes, algo inédito hasta ahora en el mundo de los deportivos y que hizo cuestionar a muchos la efectividad de su comportamiento frente a los modelos con basculante y eje rígido. La mecánica en este caso monocilíndrica de origen Fuji garantizaría una potencia y prestaciones similares a las del Predator, como ya pudimos comprobar en números anteriores. A partir de ahora le llamaremos el Forajido, recién llegado para poner en aprietos la hegemonía de los que hasta ahora se han llevado el protagonismo del mercado y que no saben lo que puede llegar a dar de sí todo lo que el americano esconde. Sus armás están aún por desenfundar y cualquiera puede ser su víctima...

                        

CUERPOS DIFERENTES
Estéticamente cada uno tiene su propia personalidad, destacando el gran tamaño de la carrocería del modelo japonés frente a la más afilada y minimalista del americano. Aunque la agresividad de sus frontales es patente en ambos, el KFX tiene una imagen más turismo mientras que la doble óptica del Outlaw es más llamativa, detalle que se acrecienta con su achatado pico. También difieren en sus elementos mecánicos y de transmisión, ya que mientras el Polaris utiliza un cambio manual de cinco relaciones y transmisión secundaria por cadena, el más pesado Kawasaki recurre a un cambio automático CVT continuo y transmisión final por cardan. Dos soluciones divergentes pero con suficiente eficacia para recorrer los mismos terrenos sin problemas. La posición de conducción es también significativa, siendo la musculosidad del diseño la nota más característica del V-Force que nos recuerda en este sentido a un gran ATV, no así en su contrincante que con unas formas menos voluminosas propone una situación más similar a la de un deportivo puro de circuito con el asiento más estrecho y menor protección de su carrocería. Si nos fijamos en la ubicación de los elementos también encontramos detalles llamativos, como es el peculiar alojamiento del depósito de combustible en la parte trasera del KFX dejando su lugar al filtro del aire, mientras que el Outlaw mantiene la habitual por delante del piloto. La instrumentación se resume en pantallas digitales, mucho más completa en el caso del modelo americano, aunque cuenta en ambos con testigos de reserva de combustible, luces y marcha atrás; para el Kawa, avisador de cambio de correa del variador, un elemento que puede llegar a durar 10.000 km.

           

COMIENZA LA LUCHA
La aventura debe comenzar y ambos están preparados para avanzar en un terreno desconocido lleno de trampas y obstáculos, sin olvidarnos de las inclemencias meteorológicas que nos esperan durante los primeros cientos de kilómetros. Equipos de protección, casco, libro de ruta acoplado en el Polaris y el traje de agua que pronto tendremos que utilizar... No todo iba a ser un camino de rosas y los tres días de lucha se convirtieron en todo un desafío tanto para las mecánicas como para nosotros, sus pilotos.
Las comprobaciones rutinarias de líquidos y presiones de neumáticos son primordiales en un recorrido tan largo, y tras verificar que todo está a punto comenzamos a rodar a ritmo tranquilo después de dar de comer a sus respectivos estómagos, que disponen de la misma capacidad, unos 12 litros.Tras unos primeros km de contacto la velocidad empieza a aumentar sobre terrenos en buen estado, aunque muy húmedos debido a la gran cantidad de lluvia que descarga el cielo y que no es impedimento para ninguno de los dos. El Kawa va asentado, con un sonido casi eléctrico propio del conjunto mecánico donde predomina la suavidad de su cambio automático continuo y la contundencia del gran par motor. También el cardan juega su papel y la gran potencia de su mecánica bicilíndrica queda dulcificada por la interactuación de todos sus elementos. Por su parte, el Polaris ofrece un comportamiento soberbio de sus suspensiones independientes en las cuatro ruedas. La mecánica más ruidosa y las vibraciones menos contenidas aceleran los impulsos nerviosos del piloto y sus instintos de competición. Cuando cambias de un modelo a otro la suavidad y contundencia del KFX se transforma en un tacto mucho más rabioso en su rival, que se encuentra más cómodo a partir de medio régimen, aunque rápidamente se alcanza el corte de encendido en sus cuatro primeras relaciones. Las mayores vibraciones en sus elementos sobre todo repercuten en el manillar, donde nuestras manos sufren sus efectos de manera notable. Este detalle es una de las cosas que se tendría que mejorar en el Outlaw, ya que simplemente con la utilización de un mayor número de “silent blocks” o gomas antivibraciones se resolvería el problema.

           

INCREÍBLE
La primera sorpresa llega tras haber recorrido cerca de 70 km, momento del primer repostaje, ya que mientras el Forajido ha necesitado únicamente 4,5 litros para rellenar su depósito, Hulk ha hecho honor a su nombre y se ha comido todo lo que encontraba a su paso y más: 7,9 litros de combustible. Esto ya lo sabíamos de antemano, por lo que habría que tener muy presente la limitada autonomía en comparación con su acompañante; que también sorprende, pero por el lado positivo: ya que su consumo es muy reducido. La lucha continua, y mientras el terreno no empeora, los dos mantienen el ritmo sin problemas. La suavidad sigue siendo la nota más llamativa en el modelo japonés, mientras que la rabia y entrega de potencia del americano catapultan la adrenalina del piloto hacia límites insospechados.

           

MENOS PESO, MENOS CANSADO
El peso juega a favor del Outlaw, con cerca de 200 kg por los más de 230 kg declarados por su rival en vacío. Eso se traduce en menores inercias y mayor facilidad para trazar las curvas con soltura. La contundencia de sus frenos queda patente en el mismo instante en que son accionados por primera vez, y si encima es tras haber usado los de su rival, la satisfacción resulta mayor. Porque no es que el KFX frene mal, sino que el retardo de su multidisco trasero sellado junto a la esponjosidad del conjunto de discos delanteros no termina de ofrecernos la sensación de control total; cosa que sí hacen sus estupendos neumáticos ITP Holeshot de serie, que disponen de unos flancos de mínima deformación con lo que se contrarresta el peso en curva del gran Hulk a la vez que permiten derrapadas muy nobles. Las direcciones también varían en uno y otro, ligereza para el primero y más aplomada debido a su reparto de pesos con una mayor incidencia en el tren delantero que su rival.

          

LOS PRIMEROS 300 KMS
El consumo se ha mantenido constante desde el principio, independientemente del ritmo que llevasen nuestros protagonistas, que por cierto han empezado a sufrir alguna que otra adversidad en sus cuerpos.
Una de ellas la protagoniza Hulk que ha perdido la protección del tapón de su depósito que ya mostraba demasiadas holguras antes del comienzo. La segunda incidencia la ha sufrido el Forajido que no ha podido resistir el peso del barro y la conducción exigente sobre sus aletas traseras apareciendo una fisura que ha dejado temblorosa su integridad, aunque de momento no va a más. Hasta aquí han ido demostrando sus cualidades dinámicas, donde destacan por ofrecer unas prestaciones similares en terrenos rápidos y sin muchas complicaciones. El Forajido siempre ha ido delante marcando el ritmo con un desarrollo de sus relaciones de cambio muy cerrado en las cuatro primeras y quedando la quinta excesivamente larga en la mayoría de los casos, por lo que su mecánica va siempre muy revolucionada. Por su parte Hulk ni se ha inmutado, a cualquier ritmo de trayecto el desarrollo de su cambio continuo se adapta a a las mil maravillas, a pesar de que tras aumentar el esfuerzo empezó a gotear algo de aceite sobrante de su motor, situación que, de todas formas, no hace peligrar su andadura en absoluto.

      
   

LA HORA DE LA VERDAD
Tras haber rodado ya los suficientes kilómetros llega el momento de la verdad, de atravesar zonas con mayores obstáculos y que pongan en aprieto a nuestros protagonistas. La suerte está echada y alguno de ellos puede caer en alguna trampa o sorpresa. Aquí es donde hay que estar atento con el verde japonés, más que ante cualquier adversidad no programada, ya que hace sufrir más a su piloto debido al eje trasero rígido que obliga a levantarse para conducir de pie. Eso no ocurre con el americano, que cuanto más aumenta el ritmo sobre terrenos muy rotos mejor es su comportamiento; no así a baja velocidad donde llega a resultar incluso demasiado seco, sobre todo en el tren delantero. Rocas, arena, paredes de barro, el comportamiento es excelente y llega a dejar en entredicho a su compañero de aventura incluso sin tener que levantar nuestro trasero, cosa que al cabo de los km se agradece, sobre todo las lumbares que después de 700 km de aventura no están para mucha fiesta.
Pero de repente sucede algo con lo que no contábamos, algo que resulta cuando menos curioso: el cuentakilómetros digital deja de funcionar en el Polaris tras pasar por una zona muy embarrada, probablemente por la pérdida del imán acoplado en la rueda. Ahora más que nunca tendremos que guiarnos por nuestro instinto para seguir adelante en un terreno que cada vez se va complicando más y más. Pero el Forajido hunde la zaga cual mantis y la capacidad de tracción se transmite de manera excelente mientras atraviesa piedras y rocas de todo tipo. Hulk sufre, no puede seguir el ritmo aunque lo intenta, pero el limitado recorrido de su suspensiones es un hándicap insuperable y su conducción se vuelve menos ágil y pierde terreno y se retrasa.
Me estaban dando cada vez más ganas de coger el Polaris al verlo atravesar la zona pedregosa a gran velocidad mientras yo me peleaba con Hulk por mantener el ritmo impuesto por el ágil Forajido. Parecía que cuanto más rápido se acometían los obstáculos mayor era la absorción de su elaborada suspensión trasera, lo que es un síntoma claro, sin duda, de su excelente puesta a punto.

       

LA AVENTURA LLEGA A SU FIN...
El Forajido se ha escapado a ritmo vertiginoso, una velocidad que crecía a medida que las cosas se complicaban.
Y mientras, Hulk sufría, gruñía, incapaz de alcanzar a su enemigo a pesar de contar con parámetros que le podían beneficiar. Pero estaba claro que a pesar de mantener la compostura a velocidades de vértigo sobre buen firme, las desventajas de su eje rígido trasero salen a relucir en cuanto la cosa se complica. Además su cuerpo pide mucha más comida para alimentarse, otro de los puntos en contra de su conjunto. En el otro lado de la balanza está su contrincante, que necesita menos alimento para alcanzar las mismas distancias y que juega con la ventaja de su ágil zaga, una de las mejores del panorama.
Pero inesperadamente sucede algo que inclina la balanza a favor del japonés.
El gran esfuerzo al que se ha sometido al americano le deja sin respiración y acaba su andadura. El motor ha dicho basta. La cifra de 1.000 km casi se ha alcanzado y llevar pegado a Hulk durante tanto tiempo, aunque fuera con una ligera distancia, no ha sido cómodo, porque el gigante verde sigue siendo un superhéroe a tener muy en cuenta. El destrozo ha sido grande por un problema de esta unidad de pruebas, que más tarde pudimos comprobar que era un caso puntual, pues volvímos a someter otro Outlaw a otros 1.000 km sin descanso en tan solo dos días y superó la prueba sin problema.

LA OPINIÓN DE PABLOGÜEB
POLARIS OUTLAW 500
He completado la mayor parte de la ruta con el Polaris Outlaw 500. De hecho desde que me subí a él, ya no quise bajarme. Después de llevar un año de baja médica por una lesión de columna, esperaba ansioso la hora de subirme a este quad. El nuevo sistema de suspensión independiente aplicado a un quad deportivo ha levantado mucha expectación en nuestro mundillo, y mi interés insaciable por probar todo lo nuevo iba en aumento para comprobar si las excelencias que había oído sobre este quad eran ciertas, y cual sería el resultado fi nal de aplicar de nuevo 200 km de ruta diaria sobre esta maltratada columna. Más de 500 kilómetros sobre este Polaris han venido a despejar todas las dudas. Si bien el motor es mejorable, el comportamiento general del quad es perfecto, y mi espalda ha sabido agradecerlo. Ya sea ruteando tranquilo por pistas arregladas o atravesando a buen ritmo zonas bacheadas. Pero donde este sistema muestra todo su potencial es en los tramos totalmente rotos, destrozados por el agua o bacheados a más no poder. Ya sea despacio o a buen ritmo la diferencia entre este sistema y el eje rígido es impresionante, y cuando miras atrás compruebas cómo tus compañeros se están quedando atrás, sufriendo para atravesar una zona en la que apenas te has enterado de los baches. Me atrevería a asegurar que en las pistas más rotas y bacheadas no hay otro modelo con el que puedas ir más rápido.
KAWASAKI V-FORCE 700
El Kawasaki V-Force es todo lo contrario al Polaris. Es un quad tranquilote. Con mucho motor eso sí, pero para rutear tranquilo. Más pesado y con el punto de gravedad elevado, que lo hacen menos ágil. Pero con una posición de conducción erguida y un asiento y dosifi cación de motor tan suave que 200 kilómetros en este modelo se convierten en un paseo. Penaliza el comportamientos de los frenos, que le hacen buena falta para controlar las inercias de su peso, y los amortiguadores
son demasiado justos, con poco recorrido y reglajes duros que se convierten en un martirio cuando la pista está demasiado bacheada.
El Kawa 700 es la opción perfecta para buena parte de los usuarios de ATV, que hacen un uso de sus vehículos orientado sólo a rutas, sin llegar apenas a necesitar el 4x4. Es un quad a medio camino entre el quad y el ATV, que pierde las ventajas de los dos extremos, pero que al mismo tiempo carece de sus peores defectos.

  

TEXTO JAVIER MILLÁN
FOTOS MEDIS I. / PABLOGÜEB

 
   
 
 
 

 


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