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Polaris Evasión Galicia 2.013

Publicado por Pablogueb

Contribución de: Polaris Sales Spain

La cita en Viana do Bolo reunió 80 vehículos y 110 participantes para disfrutar del mejor y más desconocido paisaje de la Galicia interior.

 La nueva convocatoria se sigue superando y en esta ocasión con un formato renovado para esta sexta edición donde el principal centro de atención era la macro ruta de 125 Km. que permitió a todos los asistentes disfrutar de la mejor ruta posible. Hasta el tiempo respetó la Polaris Evasión y tras incontables días de lluvia hizo un receso durante el sábado para dejar lucir el sol y mejorar aún más un paisaje de naturaleza exultante, con el agua como uno de los grandes protagonistas a pesar de estar en la zona más interior de Galicia

El concesionario de la zona de Ourense, Celtaventrua, afincado en la pequeña población de Viana do Bolo, con todo su equipo de colaboradores y el apoyo de Polaris España se encargó de dar a conocer lo mejor de su tierra y, a juzgar por los comentarios de los asistentes, lo han conseguido con creces, tanto desde el punto de vista de la actividad, como del organizativo y también desde el gastronómico, todo ha salido, nunca mejor dicho, a pedir de boca.

 La Polaris Evasión ya empezaba para buena parte de los asistentes que decidían acercarse a la provincia de Ourense el viernes por la tarde, un gran número de los cuales ya se alojaban en Viana do Bolo para afrontar la jornada del sábado con todas las ganas y frescura necesarias, para ellos la organización ya tenía prevista una pequeña recepción en uno de los locales de la población donde se celebró la “Polaris Invasión” a modo de bienvenida y como primera toma de contacto entre los participantes más precoces.

El sábado a primera hora de la mañana en la plaza del centro de Viana de Bolo se organizaba la recogida de dorsales y la formación de grupos, mientras acababan de llegar el resto de inscritos, todo combinado con un pequeño desayuno para afrontar después de la formación de los grupos y el breafing previo a una jornada completa de ruta. Tras la verificación se confirmaba la lista de participantes, en total 80 Polaris, desde los deportivos Scrambler 500 y Outlaw, hasta los RZR en todas sus versiones, pasando por toda la familia de Sportsman, varias versiones de los Trail Boss, e incluso un Ranger.

 La ruta, estudiada hasta el último detalle, se ponía en marcha puntualmente mediante tres grupos de entre 26 y 27 vehículos, cada uno con un guía al frente uno en el centro y otro de cierre, más un vehículo de apoyo al final. El recorrido estaba estructurado con zonas de todo tipo, lentas, reviradas, rápidas, estrechas, anchas, pero todas con el denominador común de ser aptas pero todo nivel y condición a pesar de algunos tramos altamente vistosos y espectaculares. El gran protagonista fue, sin ningún género de dudas, el agua, que acompañó de forma perenne durante prácticamente toda la jornada, a veces en de río, más o menos caudalosos, a veces en forma de barro, otras de charco, más o menos profundos, saltos de agua, o incluso en forma de humedad que cubre de verde piedras y troncos del camino, el polvo fue aquí algo que brilló por su ausencia.

 Las paradas estructuradas perfectamente para reagrupar participantes y disfrutar de otro de los grandes placeres del viajero, la comida, tampoco defraudó, regalando a los participantes cantidad, calidad y sabor auténtico de la zona, además algunos pudieron añadir algún nombre a su cultura gastronómica, como con el “bollo preñao” del almuerzo, un curioso panecillo que se hornea con un chorizo en su interior que sorprendió a más de uno.

Descubrir paisajes y aldeas con el auténtico y casi olvidado sabor rural, de sus senderos, construcciones y de sus gentiles habitantes volcados en el recorrido, han sido uno más de los atractivos de esta jornada, en la que destacaron también los gigantes y centenarios castaños en contraste el verde intenso de los fondos de valle, y al que el sol de última hora se añadió para regalarnos imágenes inolvidables antes de dejar a todos los grupos sobre sus Polaris y sin el más mínimo incidente, de vuelta en Viana do Bolo.

Tiempo aquí para recuperarse de una jornada intensa de sensaciones mientras se tomaba la recta final en la cena de hermandad, el mejor momento para ya de forma distendida estrechar lazos, amistades y comentarios de la gran aventura vivida. El colofón final lo ponía el tradicional y casi olvidado ritual de la queimada para despedir esta edición de la Polaris Evasión que sigue creciendo en todos los sentidos.